miércoles, 14 de agosto de 2019

5ºB Pueblos Originarios

TINKUY: ENCUENTRO DE DIFERENTES 





El nayic o camino (via láctea)
El término mocoví nayic y sus correspondientes en las otras lenguas guaycurúes (por ejemplo nak'aik en toba, designa la idea de camino o senda. Para los vecinos wichí (no guaycurúes), el término nayih hace referencia, en primera instancia, a las sendas o caminos que, partiendo del poblado que constituye el espacio de lo humano, lo conocido, lo cercano, lo familiar, se internan en el monte, que es concebido, por oposición, como el espacio de lo no humano, lo extraño, lo peligroso. La senda se constituye así en el nexo de unión que permite transitar por este espacio ajeno que es el monte, para conseguir los recursos necesarios para la supervivencia. Este tránsito se hace posible por la celebración de pactos con las potencias no humanas que gobiernan el monte. En segunda instancia Dasso señala que entre los wichí el concepto de camino (nayih), funciona como una estructura narrativa, que se utiliza para comprender y organizar la experiencia (tanto la propia biografía como los eventos míticos), que es de este modo vista como un camino marcado por hitos o pactos que posibilitan la relación con lo extraño. Entre los mocovíes(y también entre los wichí ), el término nayic se aplica también para describir un importante rasgo del cielo nocturno: la Vía Láctea. 







MAPUCHE: AYUN
Ayün "amor" encierra tres nociones básicas en su raiz. Significa "belleza", "un tipo especial de luz" y
"transparencia".
El que ama es aquel que comtempla y aprende de su propia naturaleza.

Por lo tanto, el amar a alguien, el amar una verdad, una causa, una tierra, un ideal es la ocasión por la
cual el espiritu puede iluminarse y ser capaz de vencer el agujero negro de la muerte.










Animecha Kejtsïtakua: Ofrenda a las Ánimas

Durante el 1 y 2 noviembre de cada año, en los panteones y casas los purhépecha “esperan” a las animas para convivir con sus antepasados presentándoles una ofrenda. Los elementos más vistosos de la ofrenda son: la flor de tirínguini (flor de cempasúchitl en nahúatl), fruta, pan, incienso, agua y alimento de fiesta. Simbólicamente las partes imaginarias de la ofrenda son el agua, la tierra, el aire y el fuego. El agua queda representada en los frutos de temporada, la tierra está simbolizada en las flores de tirínguini, en las mazorcas y en la variedad de frutas provistas por la madre naturaleza, el aire, se encuentra simbolizado en el humo que despiden los k´uiritsï jatakuecha (copaleros) y el fuego, se asocia a los sahumerios que concentran el calor y en la llama de las velas. La noche de 31 de octubre, se espera a los “angelitos”, es decir las ánimas de los niños y niñas. El día 1 a la media noche, empiezan a regresar las ánimas adultas. 

    

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